A veces menos es más

Algo bueno tenía que tener vivir en Madrid. De los atascos no nos libra nadie. Y de tener la playa donde Calisto perdió el mechero tampoco. Pero, por lo menos, a los “madrileños” que todavía tenemos la suerte de tener un puesto de trabajo nos han dicho que, a partir de enero, nos van a bajar el IRPF.

Algo es algo dijo el calvo y, aunque no nos vaya a sacar de pobres, reconforta comprobar que cada vez son más los políticos que han captado el mensaje. Tampoco hay que ser ilusos. Puede que todo se deba a que las elecciones cada vez están más cerca y que algunos están, como diría Sergio Ramos en el Camp Nou, “cagaos y con el culo cerrao”. En todo caso, Madrid se suma a ese pelotón de comunidades autónomas que le han dicho al ministro Montoro que ahí se queda con su subida de impuestos; que ellos van a bajarlos porque el dinero donde mejor está es en el bolsillo del contribuyente para gastárselo en lo que crea conveniente.  Aunque todavía haya sectores a los que les cueste entenderlo, subir impuestos cuando la gente anda canina es contraproducente. Al final, se recauda menos.

Curiosa paradoja con la que también se han topado de bruces otros colectivos que nada tienen que ver con los políticos. Los que se dedican al cine todavía andan con la calculadora en la mano y la boca abierta tras el éxito que tuvo hace un par de semanas “la Fiesta del Cine”.  Después de años llorando como Calimero porque cada vez recaudan menos, parece que también empiezan a captar el mensaje. El sector está debatiendo en estos momentos si baja el precio de las entradas tras las conclusiones que ha extraído últimamente. Si ponemos las entradas a 2’90 euros un lunes, la afluencia de espectadores aumenta un 663% respecto al lunes anterior.  De repente, las salas se llenan de personas, sobre todo jóvenes, que normalmente no suelen dejarse caer por el cine.  Hace unos meses, en el Tema del Día de La Mañana de COPE hablamos de los problemas del cine en España y un servidor de ustedes, modestamente, expuso que a mucha gente le echaba para atrás pagar unos 8 euros por una entrada más el precio abusivo que te piden por las palomitas y el refresco, todo por una hora y pico de entretenimiento. Yo era el más joven de la mesa y a los participantes en la tertulia no pareció convencerles demasiado el argumento. “En el fondo la subida de IVA supone menos de un euro; eso no hará que el que iba al cine deje de hacerlo”, me dijeron. El director José Luis Garci, invitado aquel día, concluyó que, en el fondo, todo se debía a que la gente había perdido el hábito de ir al cine. Cuestiones culturales…

Sin embargo, muchos seguimos pensando que, en realidad, el chavalito de 15 años que se quiere ligar a una compañera del insti iría encantado al cine para echar el rato y progresar en su cortejo amoroso. Eso no es incompatible ni con la videoconsola ni con cierto grado de la maldita piratería digital. El problema es que al adolescente de hoy en día el cine le sale el doble de caro que a su padre cuando tenía su edad y pagaba la entrada en pesetas. A los padres con más de un crío pequeño en casa también se les podría aplicar un análisis parecido.

Pero es que hay más… La ministra de Fomento, Ana Pastor, también va presumiendo, y con razón, de haber triunfado como la Coca-Cola cuando decidió bajar el precio del AVE. Como el que no quiere la cosa, una infraestructura que había costado un dineral ha empezado a mejorar su rendimiento económico.  Los AVE, que amenazaban con convertirse en coto cerrado de directivos y gente de alto poder adquisitivo, se han llenado de gente más “normal”.  Los que solemos viajar de Madrid a Barcelona lo hemos notado.  Los trenes de alta velocidad van más llenos gracias a pasajeros que antes preferían volar por 90 euros que ir a ras de suelo por 200. ¿Resultado? El AVE le está comiendo la tostada al puente aéreo. Entre enero y agosto, el tren ha aumentado su ventaja sobre el avión en ocho puntos porcentuales.  Curiosamente, el aeropuerto de Barajas, que había subido las tasas aeroportuarias, ya se ha convencido de que lo mejor para paliar la pérdida de viajeros es volverlas a bajar…

¿A qué se debe todo esto? Pues algunos dirán que todo se debe a la crisis y que cuando escampe todo volverá a la normalidad.  Sin embargo, el tiempo demostrará que el paradigma ha cambiado.  La sociedad del low cost ha llegado para quedarse. Las marcas blancas en los supermercados no son flor de un día. Tampoco lo son los armarios baratos que montas en tu casa como buenamente puedes. Ni los cubos con cinco botellines de cerveza a tres euros en el bar de la esquina.

Algunos, mayormente la clase dirigente ensimismada en su mundo de buenos sueldos y alto poder adquisitivo, todavía se resisten a entender que España se ha convertido en un país de mileuristas (los que tienen la suerte). Y deberían entenderlo porque ellos son los que han llevado a cabo la devaluación interna de este país; pero una devaluación desigual porque los sueldos han bajado sin que bajaran los precios. En todo caso, la realidad es tozuda y el tiempo está demostrando que, si en el bolsillo de la gente entra menos dinero, o bajan los precios o la rueda deja de girar.

Que somos más pobres no lo duda nadie. Habrá que resignarse a tener menos dinero en el bolsillo, pero no sólo los ciudadanos. También los que ponen los precios y los impuestos en este país. La devaluación o redimensión de nuestra economía deberá ser más equitativa.  Poco a poco parece que diversos sectores se están dando cuenta de la paradoja. Y es que, aunque parezca mentira, a veces menos es más.

2 comentarios en “A veces menos es más

  1. Cuanta razón llevas, muchas veces menos es más y está claro que el cine es un ejemplo, porque si tienes que poner el proyector en marcha qué más te da ponerlo para cuatro que paguen más que para veinte que, aun pagando menos, el dinero recaudado es mayor… no hace falta ser economista. .. lo de los impuestos es otro caso, se ha demostrado que bajando el impuesto sobre transmisiones patrimoniales que se paga en cualquier transacción entre particulares la gente defrauda menos y paga todo, y lo mismo ha sucedido con el impuesto sobre sucesiones en Madrid. Por eso algunos no hemos entendido por qué el gobierno prometió tanta bajada para recaudar votos y luego no ha hecho más que política de izquierdas subiendo y acribillando a la clase media… y todo en un contexto en el que mucha gente o no tiene trabajo o lo pierde, y gente altamente cualificada. Un poco de respeto deberían tener al desempleo y menos miedo a la Unión Europea, claro que también digo que es muy fácil teorizar y probablemente nada sencillo cumplir ciertas promesas. Por eso me enseñaron de pequeña que mejor no prometer lo que no se puede cumplir.
    Menudo parrafón he soltado. Interesante artículo el tuyo. Un abrazo

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